Parafraseando los juegos olímpicos, debéis saber que hemos celebrado la mejor semana de la historia, porque, sin duda, este tiempo es bueno, es el nuestro, es el de Dios.
Parafraseando los juegos olímpicos, debéis saber que hemos celebrado la mejor semana de la historia, porque, sin duda, este tiempo es bueno, es el nuestro, es el de Dios.
Al acabar esta 38 semana, de la mano del Apóstol Pablo, sabemos que somos carta de Cristo: somos mujeres y hombres cargados de responsabilidad y esperanza. Viajamos a nuestras comunidades con realismo y utopía; con ideas, pero sobre todo, con vida.
La vida consagrada no es el centro del pueblo de Dios, pero es imprescindible en el pueblo de Dios, no tiene la última palabra, pero es insustituible su palabra, no es la única que sabe del Reino, pero es la que pone sabor a reino en todo lo que hace. La vida consagrada esta viva, presente y tiene fuerza... quizá el apóstol nos ha ayudado a entender que la fuerza no nos viene del número, ni de las posiciones, ni de las presencias o reconocimientos... nos habla el apóstol de la fuerza de la convicción. Y ahí es donde nuestras presencias y nuestras casas pueden ser nuevas.
No hemos utilizado en esta semana muchas palabras altisonantes, no hemos creado lenguaje, que siempre es un tentación, tampoco hemos reparado en lo negativo, no hemos formulado expectativas contra nadie... Cuanto más centrados en la palabra, más cercanos a la palabra y la vida de otras formas de seguimiento.
En tiempos de reorganización, de presencias y ausencias, Pablo fundador de comunidades cristianas en Corinto, Filipos, Galacia...nos enseña, una vez más que lo nuestro es sembrar... Aquellas comunidades cristianas desaparecieron, el mensaje hecho vida del evangelio de Pablo, permanece... No ocurrirá igual en muchas de nuestras presencias?... pero la fuerza del resucitado es imparable, ¿a dónde nos está llevando?
¿Como no?, llega el momento de agradecer.
- A nuestra sociedad. Plural, abierta. Es nuestra viña, el contexto de misión... Pablo nos invita a amar para transformar, proponer y saber esperar...
- A nuestros pastores. Algunos han estado con nosotros. Muchos han escrito o llamado, todos, estoy seguro, han tenido un recuerdo estos días para el encuentro más numeroso de la vida consagrada española.
- A nuestros seglares y presbíteros. Aquellos con los que compartimos vida y misión, fuerza carismática y pasión por el mundo y la vida. Cuánto han mejorado nuestra entrega y cuánto han enriquecido nuestra vida.
- A nuestras comunidades. Pequeñas o envejecidas, con algunos conflictos y en la brega diaria del anuncio. Porque los grandes mensajes se escriben en ese día a día, a veces tan gris.
- Al ITVR, por una labor constante al servicio de la vida consagrada. Por tantos desvelos y tantos sueños... por los cursos, mensajes, publicaciones y revistas... son signos de vida... auténticos milagros, para quien sabe ver.
- A los ponentes, exégetas, traductores, fotógrafos, servicio técnico, dinamizadores, alumnos...y medios de comunicación... a todos los que estos días se han desvelado para que cada cosa estuviese en su sitio y cada participante se sintiese en su casa... Por el mensaje plural y sereno, urgido y valiente que han hecho nacer en el corazón de muchos.
- A todos vosotros, hermanas y hermanos, a los que hacéis realidad una vida consagrada participativa y convencida . A todos vosotros, que creéis en lo mucho que nos queda por hacer, de corazón, gracias.