Si alguien nos preguntara ¿qué es lo que más necesita hoy la vida consagrada? ¿qué responderíamos? Así comenzaba el director del Instituto Teológico de Vida Religiosa su presentación de la 38º Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada.
Si alguien nos preguntara ¿qué es lo que más necesita hoy la vida consagrada? ¿qué responderíamos?
Nuestros capítulos generales y provinciales, nuestras asambleas generales, intentan responder puntualmente a esta cuestión, cada vez que son convocados. También nuestras Semanas Nacionales de Vida Religiosa, que ahora cumplen 38 años, se han ido haciendo esta pregunta año tras año.
La pregunta ¿qué es lo que más necesita hoy la vida consagrada? nos ha llevado a encontrar respuesta en una fecha muy lejana. Hace 1950 moría en Roma el más carismático de los seguidores de Jesús, el hombre más inspirado, un verdadero prototipo de misionero y maestro sabio, Pablo de Tarso.
¿Qué es lo que más necesita hoy la vida consagrada? Muchas respuestas nos remiten a las instituciones (reorganización), otras a la identidad (recuperación del espíritu originario), otras al estilo de vida (comunidad, austeridad, pobreza…), otras a la misión.
¿Qué nos respondería Pablo? En su tiempo no había ninguna corriente organizada que pudiéramos denominar “vida consagrada”. En su tiempo todo era efervescencia carismática, pasión por Jesús, misión arriesgada. Leyendo sus cartas hemos encontrado una respuesta, que es el lema de esta Semana 38:
“Sois una carta de Cristo, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; y no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones”.
Sí, lo que más necesita hoy la vida consagrada es “ser una carta de Cristo”. Que dejemos a Jesús escribir en nosotros, en nuestros cuerpos y corazones, en nuestras comunidades e institutos, con la pluma del Espíritu de Dios, aquella carta que él quiere enviar a nuestra sociedad, a la Iglesia.
Se ha dado una admirable coincidencia: el Sínodo de la Palabra dice en su propuesta número 24:
“En la Escuela de la Palabra la vida consagrada redescubre continuamente su identidad… ella misma es una palabra con la que Dios sigue hablando a la Iglesia y al mundo”.
¡No podría expresarse mejor el contenido de las dos últimas semanas nacionales de VR! La del año pasado “En la Escuela de la Palabra”, la de este año “sois una carta de Cristo”.
Esto nos lleva a redescubrir no ya solo nuestra identidad de signos, de testigos, sino más todavía: nuestra condición “misiva”. Por eso, es tan importante responder a otra cuestión: ¿qué está escribiendo Jesús hoy en los corazones de tantas mujeres y varones que pertenecen a la vida consagrada? ¿Le dejamos a Jesús escribir con libertad su carta? ¿Podemos dar fe de que esta es una carta escrita por el mismo Jesús?
Pablo es para la Iglesia el “maestro de las cartas”, que envió a las comunidades en los últimos años de su vida. Él se convirtió en amanuense de Cristo y del Espíritu. Eran ellos quienes escribían a través de él, sus cartas a las comunidades.
Las cartas de Pablo nos servirán de guía para reconocer ¿qué carta de Cristo es hoy la vida consagrada? Todos vamos a responder a esta cuestión.
- En primer lugar, un excelente grupo de ponentes – a quienes ya de antemano agradezco su gran disponibilidad e interés- nos ofrecerá la riqueza de las cartas de Pablo, una tras otra, en su orden cronológico y su relectura en el momento presente. Se trata de excelentes exégetas, de teólogos y teólogas, de expertos y expertas por sus responsabilidades en el gobierno.
- En segundo lugar, nosotros mismos en la lectura y meditación personal y en el compartir de los talleres. Iremos recibiendo cada día –al final de la última sesión- en un contexto de oración un regalo: una carta de Pablo. Será tal vez la primera vez que esa carta llegue individualmente a mí. Seré el responsable de leerla, acogerla, hacerla mía. A la mañana siguiente, podremos depositar nuestras fichas en el Buzón paulino y compartir en taller nuestras emociones e ideas.
¿Qué está escribiendo hoy Jesús en los corazones de todos nosotros? ¡De seguro que lo descubriremos en estos días, volviendo al lenguaje cálido, apasionado, emotivo, carismático y persuasivo de aquel hombre inclasificable y torrencial que fue Pablo. Dejemos que ese torrente inunde nuestros institutos, comunidades y personas… y de seguro que tras esa invasión y terremoto descubriremos que “somos carta de Cristo”.
¡Sed bienvenidos a la Escuela de Pablo, a la 38 Semana de VR!