Con el corazón dispuesto y la mochila llena de entusiasmo, más de 60 participantes de tres instituciones —el Instituto Superior de Pastoral (dirigido por el P. Lorenzo de Santos), el Instituto San Pío X – Hermanos de La Salle (dirigido por el Hno. José Andrés Sánchez Abarrio) y el Instituto de Vida Religiosa (dirigido por el P. Antonio Bellella y el P. Emeterio Chaparro)— emprendimos una excursión especial a la majestuosa Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA).
El punto de encuentro fue el Paseo de Juan XXIII, 3 Madrid. Desde allí partimos a las 9:20 am., iniciando el viaje con una oración al Espíritu Santo, un pequeño fragmento de Hch 1, 14.2,1-4 y unas palabras del Papa Francisco, de feliz memoria. La jornada prometía y no defraudó. Llegamos a Salamanca alrededor de las 11:40 am., donde nos recibió la elegante Casa Lis y, poco después, la imponente fachada plateresca de la UPSA.
Por la Calle Compañía hicimos nuestra entrada, siendo cordialmente recibidos por el Vicedecano de Teología, el P. Carlos A. Simón Vázquez y una guía (Flor). La guía nos condujo por un recorrido cautivador: desde la Escala de los Vítores hasta el Aula Magna, pasando por la iglesia barroca de la UPSA y su monumental retablo de 22 metros de altura. Luego, los que pudimos, escalamos los 164 peldaños de la Scala Coeli para maravillarnos con la hermosa vista de la ciudad de Salamanca. Posteriormente, paseamos por la espléndida Plaza Mayor de estilo barroco y diseñada por el famoso arquitecto Alberto Churriguera.
Llegada la hora de la comida, un poco cansados y hambrientos, el restaurante El Doze nos conquistó y nos reconfortó con un rico plato de Paella mixta y como segundo unos muslos con patatas. Retomadas las fuerzas, fuimos a visitar la imponente Catedral de la Asunción de María, del arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón y de estilo gótico tardío, renacentista y barroco. Asimismo, entre risas, los que no conocíamos, descubrimos al astronauta escondido en su fachada. Finalmente, no podía faltar la tradicional búsqueda de la rana de la UPSA, que, por supuesto, encontramos.
Regresamos a Madrid a las 19:30 con el alma agradecida, los corazones llenos y con la esperanza de que esta experiencia se repita. ¡Gracias a todos los que la hicieron posible!
P. Carlos A. Jiménez Ortiz
Estudiante de 1º año de licenciatura del ITVR