El 25 de mayo de 1837 nacía en el pueblo de San Martín de Proveçals una niña, cuyos padres desconocemos, pero que al día siguiente de su nacimiento fue llamada “hija” por el Padre. El matrimonio cristiano Martí-Baster le proporciona un hogar y educación cristina. En este hogar transcurre su infancia y primera juventud.
A los 20 años el albañil Gabriel Grau proporciona apellidos a la joven Micaela. Ya tiene hogar propio, apellidos, y, al poco tiempo, un hijo. La muerte prematura del esposo la hace intuir a Micaela que Dios tiene otros planes para ella, y se abandona confiadamente en las manos del Padre.
Siendo ama de llaves del arcipreste de Villanueva y Geltrú oye de labios del Sr. Obispo lo urgente que es la acción catequética. Micaela percibe en esas palabras la voz de Dios. El Padre la llama a enseñar la doctrina cristiana a los hombres de cualquier edad y condición social. El 26 de noviembre de 1880 se establece la primera casa de Hermanas de la Doctrina cristiana.
El 2 de febrero de 1885 se abre la primera comunidad de la nueva congregación en tierras valencianas. Allí contrae Micaela el cólera morbo y ofrece su vida por los hermanos: “Muera yo, Señor, pero salva a los padres y madres de familia y a los demás”. Así fue. M. Micaela parte hacia el hogar paterno el 24 de junio de 1885.
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