Giacomo Alberione (4 de abril de 1884 en San Lorenzo di Fossano, Italia — † 26 de noviembre de 1971 en Alba, Italia), según muchos navegantes es conocido como el patrono de la web. Fundador de la Sociedad de San Pablo y de la Sociedad Bíblica Católica Internacional.
Hombre de mediana estatura, de contextura delgada, con aspecto enfermizo, tan debilucho que un día su madre Teresa temiendo por él junto a su padre Miguel, lo llevaron al Santuario de la comunidad de Bra, poniéndole bajo la protección de la Virgen de las Flores. Había algo que llamaba la atención en él: su mirada firme, su cabeza inclinada y, atenta a las expectativas del pueblo y al clamor de aquellos que tienen sed en busca de la verdad. Estamos hablando de un profeta moderno (patrono de los medios de comunicación social), nos referimos al Beato Santiago Alberione.
Un Hombre silencioso y humilde, nació un 4 de abril de 1884 en San Lorenzo di Fossano (Italia). El P. Alberione nació y creció en el seno de una Familia campesina; sin ni siquiera ser dueños de esas tierras, pero poco les importaba, pues resaltaba en ellos la profundidad de su fe (en medio de su humildad). Si nos detenemos en la vida los santos nos damos cuenta que Alberione era hijo de la misma tierra descendiente de santos, como: Don Orione, Don Bosco, José Cafasso quienes con algunos de ellos entablaba un gran lazo de amistad... "Recuerdo, cuando yo era muy pequeño apenas empezaba a percibir las cosas, cosas que a mi temprana edad eran mínimas, porque solo mi ritmo diario era la escuelita y a jugar con mis hermanos; Más aun, ni tenía idea lo que era el futuro. No se si te paso alguna vez lo mismo o cuando tu profesor o profesora te preguntó ¿Qué quieres ser cuando seas grande?....De seguro te quedaste en silencio o quizás respondiste alguna profesión que se te ocurrió". Santiago Alberione, aun pequeño de 6 años le preguntaron lo mismo, también a otros de su clase. Su profesora Rosita quien le tiene mucho cariño y aprecio le interrogó a él en Segundo lugar. Ella dijo ¿Qué vas a ser cuando seas adulto?, y ¡adivinen que!... Alberione reflexionó, se sintió iluminado y respondió ¡quiero ser cura!... Desde aquel día sus compañeros le empezaron a llamarle “cura” unas veces para burlarse y otras para recordarle su obligación. Desde ese momento sus pensamientos dominaron sus estudios, comportamientos; porque sus ideas apuntaban a esa dirección. Con ese inicio, él a los 8 años con entusiasmo se anima inscribirse en la obra de la santa infancia, donde ya también recibe y recuerda con aprecio del día de su primera comunión y su confirmación...
A los 16 años, en 1900, ingresa en el seminario de Alba, donde conoció a Francisco Chiesa, quien le acompañaría como amigo y consejero durante 46 años.
El 29 de junio de 1907 es ordenado sacerdote, y comienza su vida dedicada al servicio «de la Iglesia y los hombres del nuevo siglo».
En 1914 funda la Sociedad de San Pablo, así como otras congregaciones, instituciones y asociaciones.
Consciente de la importancia de la tecnología y los nuevos sistemas de comunicación, vincula su vida al servicio de la labor evangelizadora a través de estos medios. Creó una comunidad religiosa, la Sociedad Bíblica Católica Internacional, dedicada a la impresión de periódicos, revistas, libros, etc. con la intención de difundir la doctrina católica. Fue el impulsor de varias ediciones de la Biblia para todos los públicos.
Tres días antes de su muerte, parecía que había mejorado. Pero las cosas cambiaron de improviso porque le había dado un catarro bronquial y a medida que avanzaba el día se le iba agravando. Todo parecía cercano al fin. Uno de los Paulinos se acercó y le dio la Unción de los Enfermos, recibiéndolo conscientemente, si bien debatiéndose ya en una agonía que sería larga y dolorosa.
Hacia las 6:00 pm susurró:”Me muero… ¡Paraíso!", y, tras una hora añadió: “Rezo por todos”. Durante estos momentos con un gran esfuerzo levanto el brazo y trazó la señal de la cruz tratando de decir algo que nadie pudo comprender.
Al enterarse Pablo VI, no tardó y fue a visitarlo para impartirla una bendición especialísima y apostólica. Aquel 26 de noviembre de 1971 el fundador de la Familia Paulina había pasado a la casa del Padre.
El 27 de abril de 2003, el Papa Juan Pablo II lo beatificó.
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